Superar la ignorancia y meditar en el chakra anahata como propuesta de Kaivalya Upanisad
Hace unas semanas comentábamos Isa Upanisad, que rasgaba el velo de la ignoracia de atman, pero es en Kaivalya Upanisad donde se nos explica cómo trascender esta realidad del yo para llegar a esa conciencia de la realidad.
"En un lugar solitario, el Sabio, adoptando la postura sukha, puro, con la cabeza y, la espalda perfectamente alineadas... y llevando al silencio todos los órganos de los sentidos, vuelto hacia su propio Maestro (atman) con devoción, con la mente en el loto del corazón, libre de pasiones y sufrimientos, puro" (sutra 5, extraído de Kaivalya Upanisad)
Tal y como dijera Ramana Maharshi es en todas partes, pero se medita* en el loto del corazón, en la concavidad del chakra anahata, sobre el centro del corazón a la altura de la glándula del timo, a donde nos lleva su pregunta eterna: ¿quién soy yo? y también a donde nos acerca el pranava, Om.
(Yogananda en la postura del loto con sus pulseras de yoga)
La aspiración es la llama que quema las escorias que impiden el descubrimiento del atman.
La meditación es un potente tónico que electriza todas las células, pues introducen en ellas vibraciones resolutivas y les irradia benéficas influencias; abre las puertas del conocimiento intuitivo, eleva y fortalece la mente y dirige al aspirante hacia atman (las pulseras de yoga trabajan justo en esa dirección).
En Kaivalya Upanishad se habla de la necesidad de quemar la astilla del yo, superar la dualidad, romper la vasija de la identificación del yo-cuerpo para unirse al Todo al que perteneces**, sumirse en la verdad de sat chit ananda de los Yoga Sutras de Patanjali.
"Es el atman que se encuentra en todos los seres, y en todos los seres se encuentran en Él; cuando se Le ve se alcanza la Identidad con el supremo Brahman, no existe (en verdad) otro medio" (sutra 10, extraído de Kaivalya Upanisad).
Caminar hacia la Realidad última es ejercitarse en la meditación en el loto del corazón, para superar el yo-cuerpo y la dualidad, siendo nuestra auténtica naturaleza; más allá del espacio y del tiempo en la realidad incondicionada a la que pertenecemos.
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*Con ánimo de libertad emocional, de pensamiento y en la espiritualidad del todo.
**¿Por qué sino esta búsqueda incesante e implacable en el fondo del alma?